sábado, 31 de diciembre de 2016

Cuento - La Caverna al Final del Camino

LA CAVERNA AL FINAL DEL CAMINO

Autor: Jefferson940


Abro mis ojos lentamente, siento mi cuerpo cansado, lento, mi vista esta medio borrosa y poco a poco se aclara.

El lugar en donde estoy me es totalmente desconocido, es bastante oscuro y crea en mí una sensación bastante pesada, parece que estoy dentro de una enorme caverna de color rojizo oscuro por lo que medio alcanzo a ver, el suelo está húmedo y el olor en el aire es nauseabundo como si hubiese pasado la noche junto a carne podrida, no reconozco para nada este lugar ni sé como llegué a él.
Miro hacía un lado y el otro y solo parece haber un camino para salir de aquí que se ve un poco ilumina al final, lentamente me termino de poner en pie y me dispongo a salir de aquí lo más pronto posible.
No quiero ni pensar en que ha terminado esta última juerga, el alcohol me ha jugado varias pasadas pero esto es algo nuevo en mis anécdotas, solo espero no haber ido muy lejos esta vez.

La caverna parece ser muy grande, no se ve ninguna luz del día al final, solo veo oscuridad y más oscuridad, el olor parece pertenecer a toda esta maldita cueva, continuo mi camino y veo algunas antorchas que medio iluminan el lugar, no sé si ya amaneció sigue siendo de noche.

Tomo una antorcha para continuar buscando una salida pero realmente no sé a dónde voy, avanzo un poco y veo que la caverna es inmensa en este lugar, incluso escucho el correr de un rio muy cercano, me siento bastante sediento y corro en busca del rio, zambullo la mano para tomar un poco de agua que por cierto está bastante fría, bebo un sorbo y escupo con total asco, tiene un inmundo sabor que seguro se quedará en mi boca para siempre.

El agua se ve oscura, tal vez no sea solo por la poca iluminación del lugar, sin retirarme de la orilla del rio veo que flota en él varias cosas juntas, elevo mi antorcha para divisar que es y me doy cuenta de que son cientos de cadáveres que me dejan en shock y paralizando mi cuerpo, la antorcha se me cae al rio y esta se apaga.

El miedo más profundo me invade y sin poder reaccionar siento que una mano extremadamente delgada me toma por los pies e intenta jalarme hacia el rio, lucho con todas mis fuerzas hasta liberarme con gran dificultad, no salgo del asombro, ¿Dónde diablos estoy, qué es este lugar?

Me alejo rápidamente e intento regresar por donde vine, estando borracho la noche anterior no pude haber entrado por el camino que recorre aquel rio de muerte y de terrible olor.

Regresando por el camino tomo otra antorcha de las pocas que había, no pienso perder más tiempo en esta infernal caverna, debo salir antes de descubrir más cosas horribles que este lugar guarda en su interior.

Los olores a cada paso se hacen más fuertes, no sé cuanto pueda soportar estar aquí, mi mente imagina miles de cosas horribles y la desesperación se apodera de mí.

A lo lejos diviso algunas figuras humana, tal vez gente que pueda ayudarme a salir de aquí, me dirijo velozmente y mientras me acerco confirmo que son personas realmente, al llegar muy de cerca la escena me impacta y quedó aterrado por lo que veo, son cuerpos sin vida pendiendo de enormes estacas que los atraviesan dejándolos en posición de pie, a algunos de esos cuerpos se les ve la piel y los músculos arrancados muy bruscamente,  el suelo está lleno de sangre y con pedazos de carne, el olor es fatal, la impresión y el miedo absoluto son lo único que se puede sentir estando en semejante escenario.

Mi mente no puede más, mi cuerpo tiembla repetidamente pero no debo permanecer aquí, continuo casi inconsciente y sin mirar atrás, huyo, solo huyo y sin saber por qué camino.

Después de varios minutos me detengo y caigo de rodillas al suelo, ¿Qué he hecho para estar aquí? Comienzo a llorar y a buscar en mi mente una explicación para todo esto.
Dejo la antorcha a un lado que solo me ilumina un poco, todo está oscuro, muy oscuro, y de repente escucho un ruido como si una rata se acercara, el ruido se intensifica y aumenta como si ahora fuesen una manada de roedores viniendo por mí.

Extrañas criaturas diminutas se acercan y se abalanzan contra mí, parecen pequeños lagartos con afiladas garras que lastiman mi cuerpo y sus diminutos dientes se clavan en mi piel con tal fuerza que el dolor se hace insoportable, con desesperación empiezo a moverme y a arrastrarme por el suelo, trato de quitármelos de encima pero no logro conseguirlo, por instinto, voy hasta la antorcha y empiezo a pasarla por todo mi cuerpo, estas pequeñas bestias me sueltan y se alejan, no doy tiempo para pensar en nada y corro a toda prisa con mi cuerpo lastimado, no es momento de sentir dolor, debo alejarme y poner mi vida a salvo.

Mi cuerpo no da más, debo parar ahora, me es imposible continuar así como estoy, reposo tirado en el suelo, totalmente cansado, intento no cerrar los ojos pero  mis fuerzas me han abandonado, finalmente quedo dormido por no sé cuánto tiempo.

Despierto de nuevo después de algunos minutos, la antorcha sigue encendida y a mi lado, recuerdo lo que he vivido en esta caverna pero aún no viene a mi mente como llegue hasta aquí, mi cuerpo está lastimado pero las fuerzas que tengo ahora las debo enfocar en buscar una salida aunque ya no sé si la hay.

Camino un par de minutos con mi antorcha y fiel compañera en esta situación, por fin veo una luz en la lejanía, debe ser la salida, la esperanza de darle fin a todo esto me llena de fuerzas para continuar, pero antes de acercarme a la salida hay un grupo de personas que vagan sin sentido, no son cuerpos empalados como en el camino anterior, estos se mueven descoordinada y extrañamente.
Mi antorcha me muestra la realidad, sus caras demacradas, su piel fría y pálida y sus ojos en blanco totalmente idos, me dan a entender que son cadáveres andantes, y también que son otro tipo de demonio que habitan en esta maldita caverna, ya me he enfrentado a tanta cosa extraña en esta cueva que no voy a permitir que una horda de cadáveres andantes se interpongan en la salida que tan cerca veo.

Me atravieso bruscamente a través de todos estos demonios, los empujo y me alejo mientras ellos intentan atraparme con sus huesudas y frías manos, los aparto sin importan que me lastimen, debo apresurarme, cada vez se me dificulta más, parece que son demasiados y poco a poco me ritmo va mermando, finalmente la lucha termina cuando cruzo y los dejo atrás, ha sido una carrera mortal y horrible.

Me encuentro frente a la salida del túnel, no logro distinguir nada más allá de mis ojos, la salida está iluminada por una fuerte y cegante luz que no me permite abrir los ojos mientras avanzo, igualmente continuo mi camino paso a paso, y en unos minutos siento que la luz del sol es la que me ilumina en este momento, abro los ojos y me encuentro en el más bello jardín que jamás había visto, árboles repletos de coloridas hojas, y frutos delirantes están por doquier, el césped es fresco y las flores tapizan el suelo, siento que he trascendido de lo malévolo a lo divino, me siento tranquilo, me siento en paz, ¿Habrá sido todo una prueba a través del infierno para llegar hasta este paraíso conocido como el cielo?

Lamentablemente lo bueno no dura mucho, las flores se empiezan a marchitar junto con el césped que se seca mientras el suelo se quiebra poco a poco, los frutos de los arboles se pudren y sus hojas se ponen oscuras y se desprenden desnudando los árboles que luego se secan, se ponen oscuros y finalmente empiezan a arder en llamas, la tierra se abre y ríos de lava veo correr, la temperatura sube extremadamente rápido, el aire se pone difícil de respirar y siento que me quema la piel. ¿Por qué me ocurre todo esto, qué hice para merecer tal castigo?

Mi cuerpo se consume por la temperatura, mi ropa se prende en llamas agilizando mi muerte segura, no veo ningún lugar a donde huir, no hay salida para mí, siento el dolor más intenso que se pueda sentir, el ardor y la impotencia son insoportables, finalmente...

Despierto de la peor pesadilla que he tenido, estoy bañado en sudor frío, mi cuerpo tiembla por el terror que siento en este momento, todo está oscuro, muy oscuro, mi cuerpo está cansado.
Me levanto y me pongo de pie, el aire esta pesado y siento un olor nauseabundo que se me hace familiar, saco mi encendedor para iluminar un poco y para mi sorpresa veo que estoy en la caverna de mil demonios de donde supuestamente logré salir, caigo de rodillas y sé que todo inicia de nuevo, esta prueba apenas empieza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario