LA
CAVERNA AL FINAL DEL CAMINO
Autor:
Jefferson940
Abro mis ojos lentamente, siento mi cuerpo cansado, lento, mi vista
esta medio borrosa y poco a poco se aclara.
El lugar en donde estoy me es totalmente desconocido, es bastante
oscuro y crea en mí una sensación bastante pesada, parece que estoy dentro de
una enorme caverna de color rojizo oscuro por lo que medio alcanzo a ver, el
suelo está húmedo y el olor en el aire es nauseabundo como si hubiese pasado la
noche junto a carne podrida, no reconozco para nada este lugar ni sé como
llegué a él.
Miro hacía un lado y el otro y solo parece haber un camino para
salir de aquí que se ve un poco ilumina al final, lentamente me termino de
poner en pie y me dispongo a salir de aquí lo más pronto posible.
No quiero ni pensar en que ha terminado esta última juerga, el
alcohol me ha jugado varias pasadas pero esto es algo nuevo en mis anécdotas,
solo espero no haber ido muy lejos esta vez.
La caverna parece ser muy grande, no se ve ninguna luz del día al
final, solo veo oscuridad y más oscuridad, el olor parece pertenecer a toda
esta maldita cueva, continuo mi camino y veo algunas antorchas que medio
iluminan el lugar, no sé si ya amaneció sigue siendo de noche.
Tomo una antorcha para continuar buscando una salida pero realmente
no sé a dónde voy, avanzo un poco y veo que la caverna es inmensa en este
lugar, incluso escucho el correr de un rio muy cercano, me siento bastante
sediento y corro en busca del rio, zambullo la mano para tomar un poco de agua
que por cierto está bastante fría, bebo un sorbo y escupo con total asco, tiene
un inmundo sabor que seguro se quedará en mi boca para siempre.
El agua se ve oscura, tal vez no sea solo por la poca iluminación
del lugar, sin retirarme de la orilla del rio veo que flota en él varias cosas
juntas, elevo mi antorcha para divisar que es y me doy cuenta de que son
cientos de cadáveres que me dejan en shock y paralizando mi cuerpo, la antorcha
se me cae al rio y esta se apaga.
El miedo más profundo me invade y sin poder reaccionar siento que una
mano extremadamente delgada me toma por los pies e intenta jalarme hacia el
rio, lucho con todas mis fuerzas hasta liberarme con gran dificultad, no salgo
del asombro, ¿Dónde diablos estoy, qué es este lugar?
Me alejo rápidamente e intento regresar por donde vine, estando
borracho la noche anterior no pude haber entrado por el camino que recorre
aquel rio de muerte y de terrible olor.
Regresando por el camino tomo otra antorcha de las pocas que había, no
pienso perder más tiempo en esta infernal caverna, debo salir antes de
descubrir más cosas horribles que este lugar guarda en su interior.
Los olores a cada paso se hacen más fuertes, no sé cuanto pueda
soportar estar aquí, mi mente imagina miles de cosas horribles y la
desesperación se apodera de mí.
A lo lejos diviso algunas figuras humana, tal vez gente que pueda
ayudarme a salir de aquí, me dirijo velozmente y mientras me acerco confirmo
que son personas realmente, al llegar muy de cerca la escena me impacta y quedó
aterrado por lo que veo, son cuerpos sin vida pendiendo de enormes estacas que
los atraviesan dejándolos en posición de pie, a algunos de esos cuerpos se les
ve la piel y los músculos arrancados muy bruscamente, el suelo está lleno de sangre y con pedazos
de carne, el olor es fatal, la impresión y el miedo absoluto son lo único que
se puede sentir estando en semejante escenario.
Mi mente no puede más, mi cuerpo tiembla repetidamente pero no debo
permanecer aquí, continuo casi inconsciente y sin mirar atrás, huyo, solo huyo
y sin saber por qué camino.
Después de varios minutos me detengo y caigo de rodillas al suelo,
¿Qué he hecho para estar aquí? Comienzo a llorar y a buscar en mi mente una
explicación para todo esto.
Dejo la antorcha a un lado que solo me ilumina un poco, todo está oscuro,
muy oscuro, y de repente escucho un ruido como si una rata se acercara, el
ruido se intensifica y aumenta como si ahora fuesen una manada de roedores
viniendo por mí.
Extrañas criaturas diminutas se acercan y se abalanzan contra mí,
parecen pequeños lagartos con afiladas garras que lastiman mi cuerpo y sus
diminutos dientes se clavan en mi piel con tal fuerza que el dolor se hace
insoportable, con desesperación empiezo a moverme y a arrastrarme por el suelo,
trato de quitármelos de encima pero no logro conseguirlo, por instinto, voy
hasta la antorcha y empiezo a pasarla por todo mi cuerpo, estas pequeñas
bestias me sueltan y se alejan, no doy tiempo para pensar en nada y corro a
toda prisa con mi cuerpo lastimado, no es momento de sentir dolor, debo alejarme
y poner mi vida a salvo.
Mi cuerpo no da más, debo parar ahora, me es imposible continuar así
como estoy, reposo tirado en el suelo, totalmente cansado, intento no cerrar
los ojos pero mis fuerzas me han
abandonado, finalmente quedo dormido por no sé cuánto tiempo.
Despierto de nuevo después de algunos minutos, la antorcha sigue
encendida y a mi lado, recuerdo lo que he vivido en esta caverna pero aún no
viene a mi mente como llegue hasta aquí, mi cuerpo está lastimado pero las
fuerzas que tengo ahora las debo enfocar en buscar una salida aunque ya no sé
si la hay.
Camino un par de minutos con mi antorcha y fiel compañera en esta
situación, por fin veo una luz en la lejanía, debe ser la salida, la esperanza
de darle fin a todo esto me llena de fuerzas para continuar, pero antes de
acercarme a la salida hay un grupo de personas que vagan sin sentido, no son
cuerpos empalados como en el camino anterior, estos se mueven descoordinada y
extrañamente.
Mi antorcha me muestra la realidad, sus caras demacradas, su piel
fría y pálida y sus ojos en blanco totalmente idos, me dan a entender que son
cadáveres andantes, y también que son otro tipo de demonio que habitan en esta
maldita caverna, ya me he enfrentado a tanta cosa extraña en esta cueva que no
voy a permitir que una horda de cadáveres andantes se interpongan en la salida
que tan cerca veo.
Me atravieso bruscamente a través de todos estos demonios, los
empujo y me alejo mientras ellos intentan atraparme con sus huesudas y frías
manos, los aparto sin importan que me lastimen, debo apresurarme, cada vez se
me dificulta más, parece que son demasiados y poco a poco me ritmo va mermando,
finalmente la lucha termina cuando cruzo y los dejo atrás, ha sido una carrera
mortal y horrible.
Me encuentro frente a la salida del túnel, no logro distinguir nada
más allá de mis ojos, la salida está iluminada por una fuerte y cegante luz que
no me permite abrir los ojos mientras avanzo, igualmente continuo mi camino
paso a paso, y en unos minutos siento que la luz del sol es la que me ilumina
en este momento, abro los ojos y me encuentro en el más bello jardín que jamás
había visto, árboles repletos de coloridas hojas, y frutos delirantes están por
doquier, el césped es fresco y las flores tapizan el suelo, siento que he
trascendido de lo malévolo a lo divino, me siento tranquilo, me siento en paz,
¿Habrá sido todo una prueba a través del infierno para llegar hasta este
paraíso conocido como el cielo?
Lamentablemente lo bueno no dura mucho, las flores se empiezan a
marchitar junto con el césped que se seca mientras el suelo se quiebra poco a
poco, los frutos de los arboles se pudren y sus hojas se ponen oscuras y se
desprenden desnudando los árboles que luego se secan, se ponen oscuros y
finalmente empiezan a arder en llamas, la tierra se abre y ríos de lava veo
correr, la temperatura sube extremadamente rápido, el aire se pone difícil de
respirar y siento que me quema la piel. ¿Por qué me ocurre todo esto, qué hice
para merecer tal castigo?
Mi cuerpo se consume por la temperatura, mi ropa se prende en llamas
agilizando mi muerte segura, no veo ningún lugar a donde huir, no hay salida
para mí, siento el dolor más intenso que se pueda sentir, el ardor y la
impotencia son insoportables, finalmente...
Despierto de la peor pesadilla que he tenido, estoy bañado en sudor
frío, mi cuerpo tiembla por el terror que siento en este momento, todo está
oscuro, muy oscuro, mi cuerpo está cansado.
Me levanto y me pongo de pie, el aire esta pesado y siento un olor
nauseabundo que se me hace familiar, saco mi encendedor para iluminar un poco y
para mi sorpresa veo que estoy en la caverna de mil demonios de donde
supuestamente logré salir, caigo de rodillas y sé que todo inicia de nuevo,
esta prueba apenas empieza.